En la final del programa pasé
muchísimos nervios, casi tantos como cuando me saqué el carnet de conducir, que
fue toda una aventura que ya os contaré… Pero los nervios de esa gala fueron
distintos: de emoción, de sorpresa, de alegría y sobre todo de satisfacción por
el reconocimiento al trabajo bien hecho, a una carrera inmaculada, a una voz
hechicera y a un corazón grande. ¡Jonathan, enhorabuena!
Pues así estaba yo, tirada en la playa como un lagarto al sol, cuando entendí que mis días de descanso no serían un plan redondo hasta que no me hiciera un planin de los conciertos de esta quinta edición de “Se llama copla”. He podido disfrutar de esos niños maravillosos y su derroche de arte en algunos de ellos pero me quedo sin duda con el de La Línea.
Fue más qué un concierto, fue
una de esas imágenes que me apunto en mi memoria para no olvidar, para
recuperarla en momentos malos y recordar que siempre hay motivos para sonreir,
que siempre hay gente que, quizás sin saberlo, te hacen feliz. Eso fue
exactamente lo que consiguieron Jonathan Santiago y Álvaro Díaz: arrancarme la
mayor de las sonrisas y emocionarme en cada canción con un repertorio
insuperable.
Por eso quería daros las
gracias desde aquí y brindaros mi apoyo para que sigáis llevando vuestra voz
por todos los rincones de Andalucía porque al final, ese sueño vuestro de
cantar es el nuestro también, el de todos los que os seguimos, el de todos los
que esperamos deseosos el próximo concierto y el de todos los que somos un poco
más felices cuando la copla empieza a sonar.